Cada 25 de abril se tiñe de rojo y el aire se impregna de un aroma a libertad.  Pero hoy la sinestesia ha sido mayor con la música de las palabras de Frato,  sinónimo de Francesco Tonucci, que, como un binomio fantástico, juega con sus sílabas e inventa un nuevo nombre. “Sin libertad no hay creación” decía Krishnamurti y Frato se crea así mismo… E invita a crearse, a seguir el mayor deseo de la vida.  La de sentir la satisfacción de ser por una mism@, vendría a resumir lo que para Frato sería su escuela soñada. 

 

“La creatividad nace de la angustia, como el día sale de la noche oscura”     

“Tener buenos maestr@s no debería ser una suerte sino un derecho” … 

 Así es, como comenzaba su conversación con 70.000 personas que con los ojos abiertos sentíamos la pulsión de la esperanza.   

“El juego no es un DERECHO si no un DEBER” … Palabras que como luciérnagas han traído luz entre tanta oscuridad y nos ha brindado una nueva forma de ver. Una oportunidad única para aprender a recrear la vida y la escuela.  

Sencillas ideas como una amapola, que sola, enciende el campo verde. 

Recordar junto a tus abuel@s los juegos de su infancia y con ell@s  jugarlos en el presente desafiando la madeja del tiempo. 

Construir cabañas con sábanas, lugares secretos entre los sofás, hallar escondites perfectos en cualquier rincón de la cocina al baño, navegando por los azules océanos del pasillo. 

Escribir un diario como un desahogo donde volcar los secretos que a nadie contarías.  

Investigar cómo si fueras Tesla la electricidad que da vida a la lavadora, las lámparas o el ordenador. 

Coser un botón y observar lo redondo de su mundo, agujereado por una entrada y una salida como nuestra respiración o nuestra vida. 

Analizar la corriente del agua que se esconde en un grifo ¿Acaso hay ríos subterráneos? ¿Si mi ojo se asomará podría llegar al mar? 

Pesar, medir, dividir, sumar, restar…. Operaciones necesarias para preparar pasta, verduras o un maravilloso postre endulzando el día. Ser científic@s con el saber de una receta. 

Ordenar tu línea del tiempo con fotografías biográficas acompañadas de unas pocas palabras que ilustren la persona que fuiste y eres. Hacer memoria para recordarlo a los que serán tus hij@s. 

Formarte como delineante construyendo el plano de tu casa, ya sea con líneas de tinta o con líneas de un verso dentro de un poema. 

Crear un altar de lectura dramatizada. Hallar el rincón perfecto de la casa donde habite el silencio y sobre el regazo de la persona que más quieres, escuchar sobre su pecho, una novela a la misma hora, en el mismo sitio, construyendo un “para siempre” entre tus recuerdos. 

Jugar a los hermanos Lumiére siendo por un instante guionista, fotógraf@, cineasta y crear una película personal con tu móvil o con una cámara. 

Leer, seleccionar y recortar como si de un telegrama azul por el aire se tratara, los titulares de un periódico actual. Coser las palabras y elegir la noticia que será contada al mundo. 

Escribir una inmensa carta, una línea unida por ti y por cada una de l@s compañer@ de tu escuela haciendo una única voz, una historia colectiva que quedará en el inconsciente Junguiano. 

Abrir los ojos cual botánic@s y contemplar el milagro de las plantas. Hacer un diario de su crecimiento como si de un recién nacido se tratara. Admirarlo cada sol, escribir sus cambios, oler la primavera escondida que late en ella. Dejar la puerta abierta a los insectos que buscan néctar como la miel de su corta vida. 

Deslizar los dedos entre el papel, la arcilla o los engrudos de harina, agua y periódicos moldeando con ellos personajes, objetos o cualquier ser imaginado hecho con alambres, dibujando articuladas posturas sobre las estanterías o las almohadas. 

Todas estas tareas pueden hacerse en cualquier hogar del mundo. Casi todos tienen casa, donde se guisa, se lava la ropa o se enciende una bombilla. Todas las personas pueden hacer estas tareas con las personas más pequeñas del hogar. En ellas no hay género ni jerarquías. Incluso se empuja a la autonomía, el autogobierno propio del niñ@ que se hacen así mismos a pesar del adult@.Con tan solo un año de vida se aprende a hablar y a andar y ese aprendizaje jamás se pierde ¿Qué hace la escuela con sus conocimientos que tras marchar de ella se olvidan?  

La escuela de la vida nos da la oportunidad de aprender de nuevo transformando esta circunstancia en una bendición, creando un vínculo afectivo cual cordón umbilical a través de la canción, el relato o la lectura a pleno pulmón. 

Frato lanza a los gobiernos de cada país una propuesta poética.  

Entregad la ciudad vacía, limpia y silenciada por la mancha humana a los niñ@s del mundo. Dejad que cuando llegue el día de abrir las puertas y ver el sol, sean ellas y ellos quienes llenen de juegos la vida. 

Confiad, ell@s saben cómo jugar, imaginar e inventarse esta nueva historia que se escribe aquí y ahora. ¡Permitid que vuele el caballo blanco sobre el aire limpio!, Cerrar los ojos y soplad para que galope allá en las nubes de nuestro reino de papel.  https://vimeo.com/401287108/7b058d590c?fbclid=IwAR2XbLdt-PQIFCnFKUVGbp7VcjNemRqq_R2I4vlRegQ4lDO5Z2wI_UJ8_-QC