“Un lector vive mil vidas antes de morir. El que nunca lee solo vive una”. George R.R. Martin.
Y con el sol del mediodía, la feria del libro servía las palabras de cada niño y de cada niña sobre mesas cubiertas de flores, esperando ser leídas. Los ojos buscaban sorprenderse, ilusionarse y reencontrarse en el otro, o quizá con su espejo.
Bajo el porche, las lecturas trepaban sobre las mentes como la hiedra sobre la piedra. Susurraban historias de aventuras, deseos elevados al cielo, venganzas de dolores escondidos… El verdadero sentido de la literatura nacía de forma natural, para sanar los corazones de todos aquellos que tienen esperanza y fantasía.
De pronto, las lecturas terminaron para dar pie a poemas de Gloria Fuertes recitados por poetas con corazón de niñ@s, como son los verdaderos poetas.“Estaba el señor don libro tiritando de frío en su sillón, vino un niño, entre sus manos lo cogió y el libro entró en calor”.Mientras las nubes estaban en lo alto, volaron los versos entre los pájaros.
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