Mientras  cae  la hoja lentamente, el humo desvela el fruto  que dará calor a las manos. Cantando con humor y diversión el pregón escrito por las niñas y niños llenan los pasillos. La risa se enciende al igual que la brasa que asa la castaña crujiente. El patio se va llenando de juegos, saltos, risas y encantamiento. Una tarde más, pero diferente… Por fin, el reencuentro con olor a “pensamientos”,  aroma a otoño, una escuela abrazada por el calor de todas. Y vamos creciendo con el árbol, todo esto sucede lentamente mientras la hoja cae.