Cada rincón esconde algo que aprender. Todos los momentos y todos los lugares son propicios para ofrecernos algo de sabiduría. Nuestros pasillos pueden poblarse de creaciones literarias o científicas. Las escaleras pueden ser lugares de encuentro o de refugio para adentrarnos en otros mundos con lectura, incluso nuestras sillas pueden aprender a hacer deporte y por qué no, a generar el silencio necesario para la concentración. ¿qué no lo crees? Pues observa y te darás cuenta de que cada detalle puede ser útil, necesario y enriquecedor.